Un aullido se escucha a traves de las ventanas entreabiertas. Las cortinas oscuras ondeban por el viento que se deslizaba entre los cristales. La cálida noche empezaba a adueñarse de mi y pronto me invadia un sentimiento de profunda tranquilidad. Tan solo podia escuchar el sonido de la radio encendida, con poco volumen. La tranquilidad se estaba convirtiendo en un sueño, pronto caería rendida en el sofá. Ya estaba visualizando un tranquilo mundo, donde estaba sola. Pero sentia una presencia, quizás producto de mi imaginación. Pero fuera, en el mundo real, alguien había entrado por la ventana silenciosamente, y se había fijado en mi, concretamente, en mi delicado cuello. Se acercaba a mi mientras dormía, con paso firme. Se inclinó, aparto mi melena dejando mi cuello al descubierto. Me hizo despertar su gélido aliento, intentaba moverme y escapar de allí, pero unas fuertes manos heladas me habían atrapado. Estaba a su merced. Pronto sentí como dos colmillos penetraban en mi piel y un placentero escalofrio me recorría. No había escapatoria. Tampoco quería huir. El extraño ser bebió mi sangre hasta que mi corazón se detuvo. Acabé en sus frios brazos,mientras lentamente,caminaba hacía el mundo de mis sueños.
[...]
Cuando quise despertar, me encontraba en medio de un bosque, rodeada de arboles. Notaba la brisa fría, pero la ignoraba. El dolor punzante que sentía en el cuello me impedía pensar con propiedad. Intenté ponerme en pie, pero las piernas me flaqueaban, asi que esperé. Esperé un tiempo, pero no sabría decir cuanto. Por fin pude levantarme y mirar alrededor. Nadie. Tan solo animales. Animales que hablaban entre si...a kilómetros de distancia. Los escuchaba perfectamente. También veia más que antes, con mis "nuevos" ojos lo podía observar todo. Nada se me resistía, y me gustaba. Pero sabía lo que aquello significaba, me había atacado una horrible criatura, una criatura a la que, en mi anterior vida adoraba, le daba las gracias por la segunda oportunidad de vivir de forma diferente. Ahora lo único que había en mi cabeza era si podrían existir más criaturas como él...como yo. Aunque debía pensar en otras cosas: ser cautelosa, encontrar un refugio lejos de la civilización, conseguir ropa nueva y...comida. Aquello me atraía, como también, el más mínimo pensamiento sobre sangre hacía que mi garganta ardiera. De nuevo, noté el gélido aliento de antes,en mi nuca.Rápidamente me agarraba por el brazo y más tarde por la barbilla, obligándome a mostrarle mi cuello de nuevo. Tenía intención de morderme otra vez. Apreté los ojos para intentar no sentir el dolor que recordaba, pero en cambio, me susurró al oido palabras en un idioma que era desconocido para mi. Sin darme cuenta, había desaparecido. Me volvía a encontrar sola, allí, en medio de la nada. Empecé a caminar bajo la luna, con aquellas palabras dando vueltas en mi cabeza, intentando averiguar su significado. Pronto me perdí entre la niebla del bosque, con un deseo irrefrenable de apaciguar mi sed, debía alimentarme, pero intentando por todos los medios que ningún mortal se enterara ahora de mi pequeño secreto...
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