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El cielo parecía estar cayéndose sobre mi. Algo me presionaba y sentía como si apenas pudiera respirar, pero me daba igual. Decenas de personas pasaban a mi alrededor, ignorándome, continuando su camino, como si yo no existiera. Más presión. Sigo caminando, mirando a un punto fijo, olvidándome de todos los demás, como ellos estaban haciendo conmigo. Estaba sola,y necesitaba hablar con alguien urgentemente,no podía reprimirme más tiempo,no debía,pero... lo hice. Oh, todo eran risas y felicidad, lo odiaba. ¿Por qué no podía tener yo todo eso? Ser simplemente como ellos, una mas, sin preocupaciones. Yo era diferente a todos. Pensaba, pensaba mucho y eso no podía compartirlo con nadie. Ninguno de ellos era consciente de lo que se avecinaba, por eso continuaban tranquilamente con sus vidas. Ni familia,ni amigos con los que poder expresarme. Todos eran igual, estaban vacíos... ¿o tal vez la vacía era yo? No se. Los odiaba igualmente. Con el tiempo había intentado hacerme más fuerte, pero era imposible olvidarlos, olvidar a los que un día eran como yo, con los que podía hablar,expresarme, relacionarme... pero ahora eran igual que ellos. Aunque, en el fondo sabía que no los necesitaba para nada, podía ser feliz a mi manera. Ellos solo habían sido pruebas andantes para que pudiera comprobar como son todos en realidad. Y lo descubrí... por las malas. Todos,y cada uno de ellos, es el ser mas despreciable que puedes imaginar. Me plantee el poder seguir confiando en ellos. Acepté el desafío y... aquí estoy, sola entre los que algún día fueron mis seres mas queridos. Pero.. para todo hay un precio, y para ser realmente feliz, primero hay que experimentar dolor, o eso es lo que siento yo.

[...]

¿Oh, maldito, eres así con todo el mundo?